Conferencia sobre Ricardo Bastida en el bicentenario de la Escuela de Comercio de Bilbao
La fundación de la Escuela de Comercio de Bilbao en 1818 marca un hito en el despegue económico de la ciudad. Testigo de excepción no de esos años pero sí de las décadas de mayor prosperidad de la capital vizcaína es el arquitecto Ricardo Bastida, autor de la sede de esta institución levantada en 1927. Su nieto José Ramón Bastida habló sobre su figura en una conferencia dada el pasado invierno bajo ese mismo techo. En este artículo publicamos algunos de los extractos de la misma:
Ricardo Bastida hizo edificios de todo tipo y hasta películas de cine , y tuvo una vida ejemplar y dinámica. Colaboró con grandes artistas de su época como Aurelio Arteta, Higinio Basterra o Anselmo Guinea y mantuvo una fuerte amistad con gente tan dispar como con el obispo Javier de Laucirica o el concejal bilbaíno –luego Ministro de la Republica– Indalecio Prieto. Este último escribió de Bastida: “Don Ricardo Bastida es uno de los más insignes arquitectos españoles y desde luego uno de los hombres más buenos que he podido conocer. Ninguna afinidad ideológica nos unía: él católico fervoroso; yo incrédulo recalcitrante. ¿Cuántos años llevaba Bastida procurando que yo abrazara sus ideas religiosas? Mas de treinta, desde que en 1916 empezamos a tratarnos, siendo él arquitecto municipal de Bilbao y yo concejal de la Villa. Nunca me enojó su constante labor de catequesis y siempre se la agradecí. ¡Era tal su ternura!¡Y tan inmensa su caridad! Nadie caló más hondamente en mi conciencia, porque jamás me confié tan íntimamente como a él”.
A él siempre le preocupo la formación de los jóvenes (su padre fue profesor de matemáticas) e impartió clases en la Escuela de Artes y Oficios desde 1904. En un ensayo titulado Edificios escolares y sus anejos escribía, «Los edificios escolares dedicados a la enseñanza primaria son, sin duda alguna, de aquellos que deben estudiarse con mayor cuidado, aún en sus menores detalles. Basta, en efecto, pensar que los niños han de pasar diariamente seis horas, para deducir que, si el ambiente en que transcurren una buena parte de su vida, no reúne todas las condiciones higiénicas, pedagógicas y de comodidad apetecibles, se tendrán hombres instruidos, ciertamente pero no sanos, y no podrán rendir a la sociedad la energía que de ellos debe esperarse”.
Bastida aplicó en este edificio todos sus conocimientos, que eran muchos. Estudió punto por punto cada zona; la decoración , los patios, las escaleras, las clases, los cuartos de baño, las cocinas,el mobiliario, etc. La arquitectura y decoración de este edificio, decía Bastida, “debe ser sobria, y de buen gusto: la decoración fija exterior e interior debe producir, con poco gasto, un efecto estético en relación con el destino del edificio. En esencia parecido al grupo escolar de Indauchu; si bien con aspecto más monumental, dadas sus colosales dimensiones”. “La mejor gimnasia es el juego, y para ello hace falta espacio libre. Los patios deben tener fuente, a ser posible no muchos bancos para que los alumnos por fuerza tengan que jugar. Debes ser recreos cubiertos para jugar con mal tiempo pero lo más abiertos posibles».