Concurso ampliación museo BBAA Bilbao

Lugar: Bilbao (Bizkaia)
Año: 2019
Arquitectos: estudio Snøhetta + Foraster Arquitectos
Entidad convocante: Fundación Museo de Bellas Artes de Bilbao
Proyecto:
‘Efecto Mariposa’

Bilbao es una ciudad referente a nivel internacional por su capacidad de evolución. En el siglo XX ha pasado de ser una ciudad industrial a reinventarse como una ciudad contemporánea, abierta al mundo, presente en el contexto cultural del más alto nivel y siendo ejemplo de éxito por su operación urbanística de recuperación y descontaminación de la ría.

El Museo de Bellas Artes de Bilbao ha presenciado esa evolución y ahora responde al nuevo contexto urbano y social con una actuación sutil y no por ello menos radical. Un gesto que podría pasar desapercibido devuelve su grandeza al museo. Y en ese gesto, se apoyan una larga secuencia de intervenciones que dan como resultado un cambio de gran alcance. Un batido de alas de mariposa que desencadena un tornado de oportunidades de mejora.

La plaza del Museo recupera su carácter principal gracias al poder de una puerta, la puerta de entrada que dejó de serlo hace medio siglo. Y la escultura del poeta Arriaga, viene a su encuentro, a dar la bienvenida al visitante. Ambos, elementos de pequeña escala pero gran valor, crean una nueva era  para una plaza que ahora sí conecta con el peatón, con el museo y con el parque de Doña Casilda. Una plaza del Museo, acogedora, atractiva, que invita a estar, a entrar en el museo y descubrir la rica colección que posee.

En la lejanía, los montes nos recuerdan el contexto paisajístico extraordinario de Bilbao. Una ciudad en el valle, que suavemente se acerca al mar. Monte y valle, un juego de formas que acogen al ciudadano y al turista, que lo protegen y acompañan en su experiencia de la ciudad.

La historia del museo se desvela a la ciudad, y paso a paso, se abre al visitante, que descubre su primera etapa neoclásica proyectada por Fernando Urrutia y Gonzalo Cárdenas, para llegar al corazón del museo, el nuevo gran vestíbulo donde surge el esplendor de la etapa presente y futura que comienza. Un espacio cubierto con carácter semi-exterior, que mantiene el encuentro de la arquitectura neoclásica con la ampliación de 1970 de Álvaro Líbano y Ricardo Beascoa. Un lugar de encuentro, de descubrimiento, de paso, desde el que se ve al fondo el parque. Y a lo alto, se sigue viendo el cielo bañando el vestíbulo con luz cenital bajo la forma cóncava de su techo. En este espacio se hace presente el movimiento en el museo, las conexiones entre las salas de exposiciones.

El museo se presenta como un espacio activo y dinámico. El visitante asciende en su recorrido, y al alcanzar la última planta, descubre cómo el museo se abre al paisaje. La plaza, antes encerrada, se levanta para reencontrarse con el parque de Doña Casilda. Una plaza en forma de V, para ser vivida, recorrida, crea un anfiteatro exterior, un auditorio al aire libre, entre las copas de los árboles, donde disfrutar de eventos culturales y performances artísticas en un entorno excepcional.

Si Italo Calvino hubiera descrito Bilbao, hubiera podido imaginar la ciudad como un gran valle, en continuo cambio, donde el aleteo de una mariposa en el monte Artxanda causaría una rebelión que convirtiera los museos y las plazas en lugares conquistados. El efecto mariposa.

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