Son 20 nuevas viviendas, todas con terrazas, a las que se suman los locales de planta baja y 3 plantas de garajes y trasteros. El edificio hace esquina con las calles Autonomía y Manuel Allende, mirando desde esta última fachada al emblemático colegio Félix Serrano del arquitecto Ricardo de Bastida.

Se ha optado para rematar la manzana por una solución del chaflán de esquina en curva, con una clara influencia racionalista-expresionista. Este remate curvo, muy utilizado en el ensanche bilbaíno, pierde su simetría a partir de la planta cuarta, donde se juega con diferentes curvas y terrazas dando un interesante dinamismo al edificio. Además, este juego que podría parecer arbitrario sirve para ajustarse a la normativa que fija las alturas de los perfiles de las calles, y esto determina la fachada, puesto que la altura permitida en la calle Autonomía es mayor que la de Manuel Allende.

Para enfatizar las curvas de fachada, se ha dado un tratamiento de frentes de hormigón en blanco y entre las ventanas un acabado de porcelánico madera de Porcelanosa.

Las viviendas, a parte de contar con todas las comodidades actuales, se han proyectado cumpliendo al máximo tanto los aislamientos térmicos como los acústicos, de vital importancia esto último para los residentes dado el importante flujo de tráfico rodado de la zona.